Siempre estamos comparando, ¿no es cierto?
Por ejemplo, al hablar de una casa, puedo decir que es cinco o seis
veces más alta que yo mismo.
¿Pero que pasa con otras distancias?
Por ejemplo, cuando estamos sentados en un avión que vuela a 900
km por hora, a una altura de 10.000 m.
¿Podemos siquiera imaginar una distancia así desde la Tierra? ¡Y
eso que son “tan solo” 10.000 metros!
Asómese esta noche al cielo y, con la ayuda de la bien visible
constelación de la Osa Mayor, trate de ubicar en el cielo a la Estrella
Polar (Polaris), distante de la Tierra “sólo” unos 431 años-luz...
Un año-luz --el recorrido de una partícula de luz en el curso de un
año-- tiene un largo de 9.460.730.472.580 km, o sea, unos 9,5
billones de kilómetros.
¡Eso sí que es distancia!
Para hacernos una idea, haga una cosa. ¡Viaje conmigo a Polaris en
un auto (¡imaginario se entiende!).
A una velocidad de 130 km/h, necesitaremos “tan solo”...
¡3.578.138.291 años!
¡Más de 3,5 miles de millones de años!
Una distancia impresionante. Y eso que Polaris es uno de nuestros
“vecinos” más cercanos...
Bueno, de esto quería hablarles. ¡Puf!
Y ahora... ¡a dormir!