La terapia musical usa sonidos audio y frecuencias vibracionales para reparar tejidos
y células dañados.
Toda materia tiene una determinada frecuencia. Enfermedad, depresión, estrés
hacen que vibremos en una frecuencia inferior.
Sonidos positivos, esto es, aquéllos que promueven la curación, la felicidad y la
vitalidad, harán que las hebras de ADN se reparen solas.
Los tazones o cuencos tibetanos, el diapasón, la terapia de tambores, los cantos o
salmodias son herramientas de la terapia musical.
La terapia musical también ayuda a curar las enfermedades mentales, la artritis, los
trastornos autoinmunes. Incluso puede reducir los tumores cancerosos.
Palabras y sonidos son mucho más que un medio de comunicación. Son fuerzas
tangibles que afectan nuestra salud y bienestar.
Según la física cuántica, el cuerpo humano y el universo entero están hechos de
minúsculas piezas de materia que vibran en determinadas frecuencias, unidas entre
sí por fuerzas magnéticas.
Exponer los órganos internos y el cerebro a diferentes frecuencias musicales ayuda a
elevar la frecuencia del cuerpo humano, promoviendo de este modo la salud, la
vitalidad y el bienestar espiritual.
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