¿Se ha preguntado usted alguna vez qué es “real“? ¿Sí?
¿Realmente?
Los últimos descubrimientos en física cuántica revelan que
nada es como parece ser. Todo lo que nos rodea, aun
nosotros mismos, es pura energía y nada más.
En la base de todo lo existente en nuestro mundo físico hay
pequeñas partículas materiales, algo así como los
componentes básicos de nuestra realidad: una red de pura
energía entrelazándose de tal forma que construye nuestra
realidad.
Al desintegrar electrones en gigantescos aceleradores, se
halló que el componente básico de toda materia es ENERGÍA.
Estos cuerpos aparentemente físicos contienen pura energía
rica en información.
Y eso no es todo. La ciencia ha descubierto que los electrones
funcionan como ondas y como partículas al mismo tiempo. Sí,
ha leído bien. ¡Al mismo tiempo!
Según las circunstancias, estas partículas subatómicas
cambian su conducta. Dicho de otro modo: la interacción y la
observación afectan la conducta de las partículas. En
presencia de un observador consciente, las partículas (que se
conducen como ondas cuando no son observadas) actúan
como unidades físicas.
En otras palabras: el mundo que nos rodea quizás sólo existe
porque una especie de consciencia lo mantiene unido.
Pero...
¿Qué es lo que crea esta realidad mutua que percibimos?
La ciencia ha descubierto que todo en el universo está
misteriosamente conectado a un nivel de “entrelazamiento
cuántico“ (también llamado “enredo cuántico“).
Tras interactuar, las partículas siguen conectadas o
“enredadas“ energéticamente y seguirán afectándose
mutuamente no importa la distancia física.
Como en esencia todos estamos formados por los mismos
elementos presentes en el “Big Bang“, pareciera ser que todo
en derredor nuestro, que cada persona en derredor nuestro,
aun nosotros mismos, están conectados.
Esta energía que forma la existencia contiene toda la
información de lo que hay, de lo que hubo y de lo que habrá.
Esta (“entrelazada“) red informativa, que debemos a nuestra
consciencia y a nuestra percepción, es lo que en esencia nos
crea a nosotros y a todo lo que nos rodea.
La energía que construye nuestro universo se materializa en
nosotros y en todo lo que nos rodea. Y esto, gracias a la
misma conciencia nuestra que lo materializa.
Es como si estuviéramos en continua danza con nuestra
existencia a niveles no fáclmente entendibles.
Por eso, a un nivel más amplio, consciencia es lo que pone en
existencia al tiempo, al espacio y a la materia. De otra forma,
todo sería una energía intangible, inasible y cambiante, en
constante movimiento.
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