Antes que nada, ¿qué es un laberinto?
Laberintos son caminos concéntricos en torno a una meta central.
Presentes en la cerámica griega, en petroglifos españoles o en tallas en la roca, como también en los pisos de las catedrales medievales, los laberintos están nuevamente de moda como una forma de meditación para reducir el estrés y para la autorreflexión.
Hay miles de laberintos en parques, templos, incluso en hospitales y centros médicos.
El médico Herbert Benson, autor de RelaxationRevolution, afirma que andar por un laberinto puede ayudar a relajarse.
Lorelei King, ex titular de cirujía en el Mercy Hospital en Grayling, Michigan, dice que el paseo por el laberinto del hospital tiene un impacto positivo sobre los pacientes.
Cómo usar un laberinto
Antes
de entrar: Piense
en una pregunta contemplativa, una plegaria o una imagen favorita.
Mientras
camina: Un
laberinto no es un simple dédalo o maraña. Hay un camino para
entrar y otro para salir. Por eso, no piense cómo seguir adelante.
Siga caminando. Eso es todo.
Al
llegar al centro: Siéntese
o quédese de pie con los ojos cerrados o bien con la mirada baja.
Haga tres hondas inhalaciones y en silencio pregúntese: ¿qué
siento en este momento?
La
vuelta: Recuerde
la pregunta contemplativa, la plegaria o la imagen favorita del
comienzo.
Tras
la caminata: Lleve
un diario sobre su experiencia en el laberinto. ¿Qué es lo que
descubrió? ¿Qué cambios experimentó desde el momento en que entró
en el laberinto hasta el momento en que volvió a salir?
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