Dienstag, 15. März 2016

¡HEMOS VIVIDO EQUIVOCADOS!

Tenemos dos mentes. Sí, DOS mentes. Y una contradice a la otra.

Queremos creer en algo, pero lo negamos en la práctica con la información que tenemos, con las experiencias que tenemos.

Esta contradicción, entre lo que creemos, por un lado, y nuestra experiencia, información y conducta, por el otro, nos hace sentir mal.

Sentimos que algo anda mal en nuestra vida, pero no sabemos bien qué.

La solución es simple: reconocer que hemos vivido equivocados y cambiar de rumbo. Pero...

Resulta que la mayoría no quiere cambiar. Para eso, echa mano de excusas como ¡la culpa es tuya! o ¡bien merecido se lo tiene!

Para cambiar, debemos aceptarnos así como somos. Ése es el primer paso.

El segundo paso consiste en visualizar, decirle a nuestro subconsciente: ¡ESTO es lo que quiero!

¿Y qué hace el subconsciente? Pues, envía a la mente las ideas e inspiraciones necesarias para hacer realidad nuestro deseo. De manera en apariencia accidental, o por pura coincidencia, atraeremos las situaciones, personas o recursos que necesitamos.

¡Estos son mis sueños, ayúdame a hacerlos realidad!

Una vez que el subconsciente recibió el mensaje, sólo necesitamos: a) un lugar tranquilo; b) objetivos e intenciones bien concretos; c) hacer como si nuestros sueños ya fuesen realidad.

Todo lo que hacemos o dejamos de hacer es fruto de nuestras creencias. Creencias subconscientes, se entiende.

A veces, estas creencias pueden ser útiles. Otras veces, pueden causar graves problemas, al poner límites allí donde no existen.

Por ejemplo, si creemos que nunca encontraremos a la mujer soñada, pues nunca encontraremos a la mujer soñada. Tan sencillo.

¿Quieren que les diga una cosa? Escuchen.

¡Somos I-LI-MI-TA-DOS!

¡Y adelante! Inhalen hondo, varias veces. Al hacerlo, suelten todas sus tensiones y preocupaciones.

Imaginen que una luz dorada entra en los pulmones, extendiéndose por todo el cuerpo, relajándolo y llenándolo de calidez.

Al exhalar, imaginen que eliminan todos sus miedos, ansiedades y disarmonías.

Repitan esto hasta sentirse completamente relajados y calmos.

Luego, imaginen un futuro a su gusto. Concéntrense en los aspectos más importantes de sus vidas, como finanzas, trabajo, familia, etc.

A la mañana, al despertar, imaginen que ya están en ese futuro anhelado. ¿Cómo se ven? ¿Cómo se sienten? ¿Están viviendo una vida realmente a su gusto?

Hagan este ejercicio tomándose todo el tiempo posible y disfrutándolo lo más posible.

Ejercicio:

Diariamente, concéntrense (diez minutos bastan) en las imágenes positivas. Gocen con las sensaciones que estas imágenes despiertan en ustedes.

Escriban sus objetivos como si ya fuesen realidad. Escríbanlos en primera persona, en tiempo presente,

Planifiquen sus objetivos “de atrás para adelante”, o sea, sepan cuál es el paso final en pos del objetivo deseado. Así, llegarán hasta donde están ahora. Es como imaginar el final del camino y luego ir para atrás, hasta el comienzo. De este modo, no podrán desviarse del camino.

Para empezar por el final:

a) sepan bien cómo será ese final; b) planifiquen de abajo hacia arriba, no viceversa.

Pónganse objetivos que les exijan un esfuerzo. Toda vez que estén por alcanzar un objetivo, “córranlo” un poco hacia adelante, para que esté fuera de su alcance. Pero no demasiado. Así, se esforzarán más y obtendrán más por añadidura.

No se preocupen por saber cómo sus sueños se harán realidad. Basta que estén convencidos de que se harán realidad.

Hagan así. Pidan que sus sueños se realicen y... ¡Olvídense!

Ponerse metas, objetivos no es muy difícil. Lo difícil es nunca darse por vencido.

Cambiar significa abandonar viejos hábitos familiares. Es mucho más fácil no cambiar, que cambiar.

Si ustedes se ponen objetivos fáciles de alcanzar, quizá los alcancen, pero al precio de encontrarlos aburridos. Por otro lado, si son objetivos muy difíciles de alcanzar, quizás fracasen en alcanzarlos.

Conclusión: Lo importante es saber qué queremos y saber cómo obtenerlo.

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