Sonntag, 6. März 2016

¡SE HUNDE EL TITANIC!



¿Se acuerdan del Titanic? ¡Pero sí, quién no se va a acordar!

¿Pero se acuerdan también de ese episodio?...

Me refiero al salón de baile, con sus pasajeros de primera clase bailando al compás de la orquesta de a bordo.

Afuera era el caos, un sálvese quién pueda, gente saltando al agua helada o empujándose para caber en los botes salvavidas. ¿Y adentro?

Pues adentro, ¡nada! Todos bailando como si nada ocurriera. Y así terminaron como tenían que terminar: hundiéndose todos con el barco.

Ahora, en estos tiempos tan, pero tan revueltos, los amos del poder quieren hacernos creer que el barco NO se está hundiendo, que todo está bajo control.

¿Sí? Pues yo digo... ¡No! ¡El barco se está hundiendo y nada está bajo control!

¡No, no salgan corriendo! El fin de una civilización es sólo eso: el fin de una civilización. Y no el fin del mundo.

Conservemos la cabeza fría, aun sabiendo que el barco se hunde irremediablemente. Dejémolos a ellos, los pasajeros de primera clase y su dichosa orquesta, cociéndose en su propia salsa.

¡Miren afuera! ¿Ven? ¿Ven cómo despunta a lo lejos la aurora de una nueva civilización humana?

Las sombras de la noche huyen presurosas al negro reino que es su dominio. ¡Ha sonado la hora!

¡Sí, ha sonado la hora de un nuevo y radiante amanecer!


¡Que así sea!

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