Dienstag, 20. September 2016

¿SE ENFERMARON? ¡RÉCENLE A DIOS!


Quisiera hablarles de Dios.

Aunque debo confesar que eso de hablar de Dios...

Ustedes saben a qué me refiero, ¿no?

Me refiero a que "Dios", así, entre comillas, es algo propio de las religiones e iglesias. Bueno, así al menos lo cree la mayoría de la gente y...

¡Y punto!

Y sigamos. Que no es de este "dios" entre comillas del que quisiera hablarles, sino del verdadero Dios, creador del Cielo y de la Tierra (y del Universo entero).

Pero entonces por qué...

¿Por qué no lo invocamos al caer enfermos?

¿O no es cierto que Dios es lo contrario de enfermedad?

Sí, claro...

Y como Dios es lo contrario de enfermedad, quién mejor que Dios para curarnos, ¿no?

Sí, claro...

¿Qué esperan entonces (pregunto nomás) para rezar, a toda hora y todas las veces que puedan, la siguiente oración?

"¡Dios Querido! ¡Gracias por curarme! ¡Gracias, infinitas gracias!"

¿Eso es todo?

Sí, eso es todo. ¿Para qué quieren más?

Y una última recomendación:

Recen la oración y después... ¡olvídense...! 

Y vuelvan a sus actividades diarias. Que Dios ya se ocupará DE TODO.

¿Que no? ¡Pues ya verán! ¡Ya verán de lo que es capaz!

NOTA IMPORTANTE: Cuando se sientan enfermos, acudan sin demora a un profesional de la medicina. Sin por eso dejar de rezar la oración, se entiende. ¿Que si pueden cambiarla? Es claro que pueden cambiarla, pero a condición de respetar su espíritu esencial. Y su espíritu esencial es saber, con toda seguridad, que Dios ya nos ha curado.

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