1. Bajar de peso científicamente
¿Sí? ¿Podemos bajar de peso científicamente? Pues...
¡NO!
Con ejercicio físico y una dieta rigurosa bajamos de peso en la mayoría de los
casos.
Y sin embargo...
Bajar de peso es un largo camino. Y lleno de privaciones. De ahí que mucha gente
busque una rápida salida al sobrepeso. Y qué cosa más rápida que tragar una
píldora que (según el médico) nos librará de ingratas dietas. Que la tan milagrosa
píldora es un producto químico con todas sus secuelas negativas, pues a quién le
interesa. Lo principal es lucir de nuevo una silueta "ideal".
2. Medicamentos contra la gripe que no curan la gripe
Curar la gripe tarda su tiempo, aun tomando una píldora. Pero...
No es la píldora la que cura la gripe. A lo sumo, alivia algunos síntomas. Pero
contra el virus de la gripe, nada. No sirve. Los "antigripales" son simples
analgésicos o anti-inflamatorios. Se los llama "antigripales" sólo para venderlos
más caro. Así de sencillo.
3. La epidemia de cáncer
Las estadísticas nos hablan de una epidemia de cáncer. Sean reales o no, las
tales estadísticas son exageradas. ¿O acaso nuestra vida no es más larga ahora?
De ahí que, si vivimos más años, también hay más peligro de contraer cáncer.
No sólo eso. También sabemos mejor que nunca detectar los síntomas de cáncer.
Lo mismo, los médicos. Entonces, ¿a qué se deben las estadísticas sobre una
epidemia de cáncer? Pues, al llamado vil metal. Money, money, money. En otras
palabras: cuanto más cáncer, más fondos para investigarlo...
4. Las pruebas con animales permiten medir la eficacia de un medicamento
¿Sí? Pues...
¡No!
Las pruebas con animales dicen poco y nada sobre la eficacia de un medicamento.
Son pruebas con ratones debido a ciertas semejanzas genéticas con los seres
humanos. A nivel médico, estas semejanzas no sirven. Esto sin embargo no
interesa a la poderosa industria farmacéutica. Medicamentos y tratamientos
probados sólo en animales los comercializa como científicamente aptos para
curar.
5. La psicología ayuda a curar traumas
Según los psicólogos, nada mejor que hablar de nuestras experiencias traumáticas
en casos de depresión, ansiedad y otras enfermedades propias de estos tiempos.
Sin embargo, muchos testimonios de pacientes dicen lo contrario. No sólo eso. En
ciertos casos, hablar de las citadas experiencias es contraindicado.
Algunos profesionales quieren hacernos creer que nuestro problema es tan hondo
que ni siquiera sabemos de su existencia. Pero eso no es así. Y...
La mayoría de los antidepresivos tampoco ayudan.
En suma: es mejor concentrarse en un tratamiento promisorio, que empecinarse en
probar que los viejos métodos son buenos realmente.
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